Desafíos de las peruanas en el mundo laboral
Arlette Beltrán
Vicerrectora de Investigación de la UP
Los avances en equidad de género son dispares en el Perú. En el 2023, ocupó la posición 34 (de 146 países) en el Índice Global de Brecha de Género del Foro Económico Mundial, con una brecha promedio de 24 puntos porcentuales (pp) en desventaja para las mujeres, en actividades económicas, educación, salud y empoderamiento político. Esta cifra esconde diferencias en determinadas áreas, como el mercado de trabajo, donde las brechas llegan a 28% en salarios y 13% en participación laboral.
Ello ocurre a pesar de que contamos con normativas como la Ley de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres (marzo, 2007), la Ley que prohíbe la discriminación remunerativa entre varones y mujeres (diciembre, 2017), y la Política Nacional de Igualdad de Género (abril, 2019). Las mismas, sin embargo, no han sido capaces de garantizar los objetivos para las que fueron promulgadas, en parte por la importancia del sector informal en la economía y la debilidad de los actores públicos que deben hacerlas cumplir.
Un factor clave para explicar las brechas económicas de género es la segregación laboral, es decir, la asociación masculina o femenina de determinadas ocupaciones, sea o no consciente, que puede originarse del lado de quien ofrece su trabajo o de quien lo demanda. Estimaciones realizadas muestran importantes brechas de participación en distintos sectores productivos.
Por ejemplo, con una brecha a favor de los hombres podemos mencionar: Operadores de maquinaria industrial, ensambladores y conductores de transporte (8.82 pp.); Agricultores y trabajadores calificados agropecuarios, forestales y pesqueros (8.21 pp.), y Peones de la minería, la construcción, la industria manufacturera y el transporte (7.0 pp.).
En el caso de las mujeres, la participación es mayoritaria en ocupaciones que no reciben paga o que son remuneradas pobremente, como Cuidado del hogar (15.8 pp.), Vendedores (7.38 pp.) y Limpiadores, asistentes domésticos, cocineros, ayudantes de preparación de alimentos y vendedores ambulantes (6.17 pp.). En todas las ocupaciones existentes, las mujeres ganan menos que los hombres, con casos extremos como el del sector construcción, en donde las primeras reciben un 36% de lo que obtienen los hombres.
Esta distribución de ocupaciones con alta presencia femenina y baja remuneración se ha mantenido constante en el tiempo, mostrando la ineficacia de ciertas intervenciones públicas y privadas para atacar las raíces del problema. A partir de esta evidencia surgen las siguientes recomendaciones: sensibilizar a la población sobre las razones estructurales de la inequidad de género; priorizar la formación de mujeres en ocupaciones de ciencia, tecnología y matemáticas; implementar políticas que garanticen mejores condiciones laborales y la armonización de las tareas en casa y en el trabajo; garantizar la existencia de un sistema de cuidado universal con corresponsabilidad de todos los actores, y aplicar una nueva Encuesta de Uso del Tiempo, que permita realizar análisis longitudinales sobre las brechas de género.
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