Tendencias que marcan la pauta

Como todas las carreras, la de Derecho también se ve influenciada por el avance de la digitalización. Además, el compliance cobra mucha fuerza entre los profesionales de las leyes.

Oct 21, 2022

POR Fernando Olivera Ch.

¿Cuáles son las especialidades del Derecho que se han potenciado en los últimos años? Para responder esta pregunta, es necesario tomar en cuenta que una de las consecuencias de la pandemia ocasionada por el Covid-19 ha sido el incremento del uso de tecnología en muchos ámbitos de la vida: educación virtual, compras en línea, delivery por aplicaciones, entre otros.

NUEVO PANORAMA
Ese escenario es el que observa Víctor Malpartida, abogado y docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, quien señala que de la pandemia ha surgido algo interesante en el Poder Judicial, y es la profundización del trabajo remoto en el proceso legal. “Estamos leyendo expedientes a través de la pantalla, asistiendo a audiencias virtuales, programando citas con el magistrado a través de la aplicación ‘El juez te escucha’, presentando escritos por medio de una plataforma. Las escuelas de Derecho van a tener que acomodarse a esa realidad”, resalta.

Uno de los puntos sobre los que hace hincapié es la evolución del derecho a la intimidad, de cuyo tronco ha surgido la rama del derecho a la protección de datos. Esta especialidad, señala, se viene potenciando a partir de los problemas internacionales de mercantilización de los datos personales que se guardan en diversas plataformas de Internet.

“Esto tiene que ver también con la inteligencia artificial y la creación, a partir de tu información, de un ser con tus rasgos que no existe físicamente, pero sí de manera electrónica. Eso que ahora causa furor, tiene que ver con el Derecho Corporativo, el Derecho Civil e inclusive con el Derecho Penal, porque va a haber consecuencias directas cuando alguien se vea afectado en su intimidad. Yo creo que esa rama se va a potenciar. Nosotros todavía estamos viendo solo el tema de los delitos informáticos, como el caso de las estafas, pero poco a poco vamos a incorporarnos a temas más complejos”, explica Malpartida.

“Evidentemente, las especialidades jurídicas relacionadas con la tecnología (derecho de la tecnología), el consumo electrónico (derecho del consumidor), el trabajo (derecho laboral) y el interés por conocer las normas que regulan las situaciones excepcionales (derecho constitucional y derecho civil) se han potenciado en los últimos años, apreciándose una mayor inclinación por el estudio de estas áreas del derecho”, explica José Luis Germán Ramírez-Gastón Ballón, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Lima.

Agrega que las restricciones generadas por el estado de emergencia tuvieron efectos en todos los niveles de la sociedad, incluyendo el trabajo de los abogados y de todos los operadores del derecho. Como producto de tal situación, se ha generado una serie de cambios permanentes en las conductas sociales. “Estas nuevas conductas han afectado indirectamente la Carrera de Derecho, especialmente en la práctica profesional, dejan – do de lado antiguos paradigmas que hoy han perdido vigencia. A pesar de ello, consideramos que estos cambios no representan un retroceso, sino una necesaria adaptación a la nueva realidad que nos toca vivir”, destaca.

ÉTICA Y CUMPLIMIENTO
Otro de los temas del que se habla últimamente ese el del compliance. Germán Ramírez-Gastón Ballón explica que se trata de buenas prácticas y procedimientos adoptados por las organizaciones, que alertan, monitorean y reportan los riesgos operativos y legales a los que se enfrentan. Es decir, una organización se vería afectada directamente si su personal cometiera actos de sobornos, cohechos, lavado de activos, colusión, tráfico de influencias, etc. El objetivo es establecer mecanismos de control interno para evitar el daño a la reputación de la organización, la imposición de multas y sanciones, las pérdidas por contratos que ya no se puedan ejecutar, la exclusión en licitaciones, entre otros.

Carlos Puell Palma, docente de posgrado de la Pontificia Universidad Católica del Perú, explica que desde el 2002, año en que salieron los principios básicos de buen gobierno corporativo, hasta la fecha, hay una gran cantidad de normas diseñadas para combatir estos riesgos. Estas incluyen la creación de la Unidad de Inteligencia Financiera y la obligación de las empresas listadas en la Bolsa de Valores de Lima de emitir un informe de cumplimiento. “El tema normativo ya está desarrollado. La gran pregunta es: ¿qué hacemos para que se cumpla?”, se cuestiona . Agrega que el sector público también cuenta con muchos estándares de cumplimiento. “El gran problema es que no tenemos un marco ético muy sólido, y las propias altas direcciones están fallando”.

Un escenario similar se observa en el sector privado, con ejemplos internacionales que muestran que quienes cometen los principales actos de corrupción son los ejecutivos de mayor rango. Entonces, ¿cómo vigilar que se cumplan las normativas? “Algunas organizaciones cuentan con oficiales de cumplimiento como responsables de estas funciones, pero no todos tienen las garantías suficientes para ejercer sus funciones de manera independiente”, afirma el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Lima. El compliance se viene aplicando en el Perú, pero aún de manera incipiente. Por otro lado, la digitalización es un tema en constante desarrollo.

DERECHO Y BIOÉTICA

– Paso a paso
Víctor Malpartida, docente de la UNMSM, señala que otro tema que marcará la tendencia en el Derecho es la bioética, materia que ya se enseña en muchas facultades extranjeras. “El Perú aún no ha entrado de lleno en este tema, pero en algún momento lo tendrá que hacer”.

– Tema internacional
En octubre del año 2005, la Conferencia General de la UNESCO aprobó la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos. Para ello se tuvo en cuenta los rápidos adelantos de la ciencia y la tecnología, que afectan nuestra histórica concepción de la vida.

– Antecedentes
En la misma línea, en 1997 se aprobó la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos; y en el 2003, la Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos. En todos los casos se tuvo en cuenta no solamente el contexto científico actual, sino también su evolución futura.

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