Iván Rodríguez Chávez: La voluntad del ser (*)
Nuestro rector, Dr. Iván Rodríguez Chávez, se incorporó a la Academia Peruana de la Lengua.

Reproducimos el discurso de presentación del Dr. Manuel Pantigoso Pecero, director de la Oficina Central de Extensión Cultural y Proyección Social de nuestra casa de estudios y miembro de Número de la Academia Peruana de la Lengua, en la ceremonia de incorporación del Académico de Número doctor Iván Rodríguez Chávez a la Academia Peruana de la Lengua, realizada el lunes 28 de agosto de 2023 en el Centro Cultural Ricardo Palma.
– I –
Con especial agrado he recibido la invitación del Presidente de la Academia Peruana de la Lengua para dar la bienvenida a nuestra Corporación al notable educador, escritor y humanista doctor Iván Rodríguez Chávez, con quien me une una fraterna amistad sellada durante muchos años de transitar por caminos comunes, literarios y docentes, y de buscar, dentro del vasto territorio de la cultura, la múltiple y trascendente fisonomía espiritual del país que nos lleva a la identificación con él.
En efecto, una existencia pensada y sentida en función de las raíces más hondas de lo peruano caracteriza a Iván Rodríguez Chávez. De ahí que sus ensayos, así como sus lecciones y conferencias magistrales, tengan ese sello inconfundible de sentir y presentir al Perú. Desde este pedestal afectivo y volitivo, el conocimiento del pasado y del presente será siempre materia de estudio y de serena reflexión para orientar éticamente un comportamiento a favor del bienestar del hombre como ser individual y como ser social.
Esta vocación peruanista guarda coherencia con su desarrollo intelectual, desde que fuera alumno brillante de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde lo conocí. A partir de entonces supo ascender, con su poderosa fuerza de voluntad, su honestidad y espíritu fraterno, cada uno de los peldaños de la carrera universitaria en donde sobresalen su condición de Rector de la Universidad Ricardo Palma, en varios períodos y, luego, de Presidente de la Asamblea Nacional de Rectores. Simultáneamente, la enseñanza ocuparía el centro de su irradiación intelectual y afectiva. Alrededor de este campo dirigencial girarían notables realizaciones creativas y de investigación.

El impulso de lo humano sustentará toda su valiosa obra en la que destella, como unidad, un magnífico poliedro que subraya el arte y la cultura. En sus diversos lados están presentes el ensayo, la historia, la didáctica, la administración, el derecho, la poesía, la pedagogía, el relato, la hermenéutica jurídica y literaria, etc. Desde estas expresiones, Rodríguez Chávez analiza con gran verismo e imaginación el meollo mismo del drama existencial, tal el caso de los contenidos jurídicos presentes en las grandes obras literarias, como son los referidos a la justicia en la poesía de César Vallejo, a la narrativa de Ciro Alegría o a las Tradiciones de Ricardo Palma. La literatura demuestra ser, así, un instrumento eficaz -entre otros- para revelar la realidad cultural del Perú. Y es que en las obras de sus grandes escritores late el país desde una perspectiva totalizadora por ser continuidad en el tiempo y totalidad en el espacio.
Lo que sobresale, pues, en la obra de Iván Rodríguez Chávez es un profundo humanismo como actitud vital basado en el tiempo existencial y en la función integradora de los valores humanos. Conviene resaltar, al respecto, que el retorno a la antigüedad fue un recurso del hombre polifacético y mundano del Renacimiento, quien forjó su identidad como contraposición al modelo del hombre medioeval, religioso y extranjero de la tierra. El humanismo renacentista no solo volvió clásicos a los textos, sino que encontró en ellos un camino para reelaborar la propia condición humana. Iván Rodríguez ha sabido exaltar este humanismo y, así, regresar a las fuentes de la tradición para mirar mejor la modernidad a fin de criticarla y encauzarla. Y es aquí, dentro de su humanismo integral, donde debemos poner luz cenital sobre la poesía como parte esencial, subjetiva, de su obra total. Sus siete poemarios son el corolario de esa notable esencialidad de factura creativa que apuesta por el imperativo de la vida y del amor en función del futuro y de la esperanza. En El angelario de la vida dirá, por ejemplo:
Como árbol crecerá
con sus raíces afincadas a la tierra
y elevando el verdor de la esperanza
hasta tocar el pórtico del cielo
Según su voluntad
nadie quedará huérfano de vida.
Nadie mendigará mendrugos de ella
Todos heredarán CÓMO VIVIRLA.
Desde la muerte hay que vivar la vida
gozarla bien a pesar del sufrimiento
¡Nunca será más vital la vida
que la que abona el humus de la muerte!

– II –
Por esta capacidad ascendente, plena de valores, el ingresante a nuestra academia -con un discurso tan elocuente y oportuno como el que acabamos de escuchar-, “La Nueva Peruanidad”, recibió en el año 2011 las Palmas Magisteriales en el Grado de Amauta, altísima condecoración que el Estado concede a las personas que han contribuido al progreso de la educación, la ciencia, la cultura y la tecnología en el país. También ha recibido otras distinciones como la Orden Militar de Ayacucho en el Grado de Caballero, la Orden de la Estrella de la Solidaridad Italiana en el Grado de Caballero, la Orden Nacional al Mérito en el Grado de Gran Oficial (Ecuador). Es también Doctor Honoris Causa de distintas Universidades de América y de Europa.
En Por la Generación del relevo, ensayo cenital de 1999 que sintetiza su pensamiento, el autor realiza un intenso análisis sobre los principales males endémicos de nuestro país, y proclama “la revolución en el hombre” como base e impulso para iniciar la verdadera ascensión moral, espiritual y social de los peruanos, porque -dice- “a la grandeza de la patria se llega por la grandeza del hombre”. La profunda comprensión de la persona humana tiene su correlato en el hecho de ser benigno sin dejar de ser objetivo. El espíritu independiente de Iván Rodríguez Chávez es de quien transmite alegría y optimismo a los demás, de quien se opone a todo lo que pueda disminuir al hombre y alienarlo bajo opresiones de diversos tipos.

La voluntad, tema básico en el pensamiento del autor, debe ser ascendente. En Schopenhauer se da la primacía del hacer sobre el intelecto. En Nietzsche, esta facultad se traduce en grado sumo como “voluntad de poder”. La intención decidida de afirmar la vida, de comprometerse y apostar por el hombre en acción, comporta también la manera de mirar al mundo. En su propia vida, Rodríguez Chávez siempre ha tenido muy en alto el deseo de hacer, y por ello forma parte de su deontología el trabajo organizado a través de la búsqueda y la identificación con la voluntad como determinación y transmisión unificada en objetivos capaces de permitir la perseverancia para lograr el éxito como determinación libertaria. A propósito, Rodríguez valora la voluntad a tal grado que ha prometido desarrollar una “Pedagogía de la voluntad”, pues toda la educación formal -dice- se concentra en ella. De la voluntad nace la inteligencia y las estimulaciones para su desarrollo. En Por la Generación del relevo, el maestro le dice a los jóvenes del futuro como recordando la vitalidad de los polirritmos de Juan Parra del Riego de clara tendencia apolínea, de luminosa energía y de acción objetiva trascendente:
Por las deficiencias del hogar y de la escuela no se ha cultivado la voluntad. La tenemos petrificada y atrofiada. Tomemos conciencia de que ha llegado el momento de despertarla, de desaletargarla, de ponerla en acción. La voluntad es el motor del cambio, es la energía inagotable que debe impulsar la marcha forzosa hacia el cambio. Solo la voluntad obrará como puente. Solo la voluntad será la fuerza que nos hará vencer las dificultades. Solo la voluntad será el guía iluminado que nos hará anclar en buen puerto. Pongamos fe en la voluntad. Depositemos en ella la esperanza. De la voluntad nacerá la inteligencia. De la voluntad surgirán los afectos. La voluntad será la madre del hombre renovado, del hombre vuelto a su esencia, del hombre nuevamente humanizado. (1999, p. 122)

Iván Rodríguez sigue por ese camino con fe y entusiasmo, contagiando su optimismo con valores que impulsan a la acción, la inspiración y el compañerismo, y continúa así con fe indesmayable, sintiendo flamear en su interior esa oriflama de Vallejo presente en la expresión “Voluntarios de la vida”, que equivale a decir “¡voluntarios del hombre”, “¡voluntarios del Perú!”, “¡voluntad del ser”!
Bajo la impronta del santiaguino universal, reiteramos nuestra admiración al recipiendario de hoy, a quien la Academia Peruana de la Lengua, ahora enaltecida y robustecida con su presencia, se complace en formalizar, por mi intermedio, su más sincera y cordial bienvenida.
(*) Lima, 28 de agosto de 2023.
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