Operaciones guardacostas
Modernas unidades se encargan de resguardar nuestro mar con tripulaciones jóvenes, bien entrenadas y con experiencia ganada en el combate contra los ilícitos y la defensa de nuestros recursos naturales.
Era una noche tan oscura que los tripulanytes a bordo de la patrullera marítima, acostumbrados a la penunmbra, casi no podían verse la punta de la nariz… Pero allí estaban, vigilantes, a bordo de la patrullera marítima Río Locumba, cumpliendo su misión de proteger nuestro mar.
A pesar de la profunda oscuridad, esta nave modelo PG- CP-50, puede observar todo lo que pasa a su alrededor. Es la más moderna de un lote de seis ejemplares fabricados en los últimos años en los astilleros del SIMA en el puerto de Chimbote,
Posee la tecnología para detectar cualquier embarcación. Precisamente, por eso descubrió algunas lanchas que se movían en actitud sospechosa. Había que intervenirlas y rápidamente, así que soltó uno de sus dos botes rápidos tipo RIB (Rigid Inflatable Boat), con potentes motores fuera de borda y un equipo de guardacostas armados y preparados para la acción.
“Esta es una intervención de la Marina de Guerra del Perú, por favor detenga sus máquinas para poder realizar un control”, se escuchó a través del altoparlante, mientras las luces de la circulina resplandecían en la oscuridad.
Los desconocidos siguieron navegando como si nada, con la mirada hacia otro lado, aparentemente sordos y ciegos a cualquier indicación, especialmente de las autoridades.
✓ PERSECUCIÓN
A la tercera exhortación y con el sonido de la sirena a to- do volumen, los sospechosos empezaron a acelerar. Así se dio inicio a una inopinada carrera cuyo premio mayor, para los perseguidos, era traspasar la línea de frontera.
No llegaron muy lejos, a pesar de haber tirado por la borda todo lo que pudieron para correr más ligero, incluyendo la preciosa pesca ilegal de nuestros recursos y los aparejos.
Un certero disparo en el motor, un ruido extraño, algo de humo y, de pronto, todos los que huían en esa embarcación, decidieron que era mejor frenar, ponerse a derecho, explicarlo todo en la capitanía del puerto y recibir la sanción respectiva.
✓ SANOS Y SALVOS
Al norte, al sur y al centro de la larguísima costa peruana, las patrulleras marítimas guarda- costas siempre se hallan en estado de alerta, listas para zarpar “cuando la superioridad lo ordene” en el más breve plazo.
La labor de la patrullera marítima no se limita a intervenir a los pescadores que buscan faenar sin la debida autorización. También previene los robos y asaltos a las embarcaciones, y neutraliza el tráfico ilícito de sustancias y mercancías.
“Esta Unidad Guardacostas cumple funciones de control y vigilancia, salvaguardando la vida humana, reprimiendo actividades ilícitas y protegiendo el medio acuático en el área de su jurisdicción, según lo establecido por la Autoridad Marítima Nacional”.
Lo afirma el capitán de Corbeta Miguel Navarro Heckathorn, comandante del BAP Río Locumba desde el mes de julio de este año, cuya principal preocupación es mantener preparado tanto el bu- que como a su dotación.
Además de la misión de salvaguardar el Mar de Grau, tiene que acudir en búsqueda de los sobrevivientes de embarcaciones que sufrieron un desperfecto o naufragaron. Como lo que pasó el pasado lunes 5 de setiembre, cuando logró el rescate de tres pescadores de la embarcación “Paulinita I”, la cual se encontraba a 134 millas del puerto de Pisco, tras presentar fallas mecánicas en el motor desde el día anterior.
Este hecho fue informado a la Capitanía de Puerto de Pisco, que dio aviso a la Comandancia de Operaciones Guardacostas, con la finalidad de activar el plan de búsqueda y rescate.
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